Segunda ola de COVID: Aprendamos de la primera para implementar mejor el servicio SPD

¿Te preguntas cómo evitar que tus pacientes interrumpan sus tratamientos por miedo a salir de casa en esta segunda ola de COVID?

Como ya escribimos en su momento en la Historia de la farmacia Fortis en tiempos de COVID, según los testimonios recogidos en numerosas farmacias durante los meses de marzo a mayo, fueron muchos los pacientes que, ante el miedo a posibles contagios, dejaron de salir de sus domicilios y, por tanto, no retiraron sus medicamentos de la farmacia. En ocasiones fueron los cuidadores sociales los que informaron que algunos pacientes no querían recibir las visitas de los cuidadores por miedo a los contagios. Todo este panorama ha hecho que sean muchas las farmacias que se hayan planteado planificar medidas para evitar incumplimientos derivados de la interrupción de los tratamientos.

Hoy visitamos una farmacia en Osuna, municipio sevillano de alrededor de 17.000 habitantes con una economía eminentemente agrícola y un enclave privilegiado en el centro de Andalucía.

Escribo con especial entusiasmo lo que me traslada Manuel Valdivia, titular de la farmacia que otrora fue de su Padre, Don Manuel, a quien recuerdo como un gran farmacéutico y, sobre todo, una gran persona.

Al entrar en la farmacia, pasamos al despacho de Manuel, donde me enseña con orgullo el título de farmacia de su bisabuelo, Don Manuel Calle López, con fecha de 1905. Llama la atención cómo la farmacia no ha perdido el alma con la que la conocí hace años en otra ubicación. Veo también un recorte de periódico, con fecha de 1900, glosando a Don Manuel Calle Puro, tatarabuelo de Manuel, farmacéutico premiado en la Exposición Farmacéutica Nacional de Madrid en el año 1882. Todo lo que se respira aquí es Historia de una saga farmacéutica vocacional.

A esta farmacia, me comenta Manuel, acuden dos tipos de pacientes. Por una parte, los habituales del barrio; pacientes de toda la vida, a los que tanto Manuel como su equipo conocen muy bien. La población en general es de edad avanzada, a la que la farmacia presta una atención muy personalizada, preocupándose y ocupándose de su salud y de su día a día. Por otra parte, la farmacia cuenta con una población de paso, en ocasiones muy fiel, que acude con regularidad al Hospital Comarcal de La Merced desde municipios cercanos como Martin de La Jara, Los Corrales, El Saucejo, Marinaleda y El Rubio.

Durante la primera ola de COVID, la farmacia cumplió con su horario reglamentario a pesar de que el pueblo era un desierto. El miedo de las personas mayores al contagio hizo que muchos de los pacientes habituales dejaran de acudir a la farmacia, interrumpiendo la retirada de sus medicamentos y, por tanto, no cumpliendo con una correcta adherencia al tratamiento. Estos pacientes, utilizando una metáfora muy clara, entendieron la medicación como la despensa. Un paciente con cinco medicamentos no volvía a la farmacia hasta acabar el último. Este escenario ha sido habitual durante estos meses y ha habido varios casos muy significativos, algunos muy serios, por el impacto negativo en la salud de los pacientes.

Vale la pena comentar que el Servicio Andaluz de Salud habilitó, por primera vez, la posibilidad de que la farmacia se desplazase a casa del paciente a hacerle entrega de sus medicamentos con las debidas garantías y cumpliendo estrictamente el protocolo establecido en aquellos casos necesarios.

La historia que comparte Manuel es muy familiar para muchas farmacias. En Venalink recordamos perfectamente el aluvión de llamadas de farmacias que se dio en el mes de abril solicitando, con cierta urgencia, información para implantar el Servicio SPD.

 

Las farmacias conocían perfectamente la situación de riesgo de algunos pacientes y rápidamente hicieron lo que estaba en sus manos para ayudarlos e intentar paliar el riesgo de abandono de los tratamientos.

 

Ha habido casos heroicos de farmacéuticos completamente entregados a su profesión que, tras detectar que algunos pacientes estaban dejando de acudir a la farmacia, intentaban por todos los medios contactar con ellos para interesarse por su salud.  

Algunos ayuntamientos solicitaron ayuda a las farmacias al ser informados por los servicios sociales locales de que algunos pacientes rechazaban la visita de sus cuidadores por miedo al contagio. Fueron muchas las farmacias que durante esos meses decidieron, sobre la marcha, ofrecer el servicio SPD sobre todo, a aquellos pacientes en los que detectaban un riesgo elevado de interrumpir sus tratamientos. En ocasiones, el proceso de implementación del servicio fue un reto, ya que el paciente necesita un periodo de adaptación, educacional podríamos decir, en el que la farmacia se asegure que sus pacientes entienden correctamente la forma de manejar esta herramienta.

 

Manuel es uno de ellos, y puedo decir con alegría, que esta farmacia conoce qué pacientes van a necesitar el SPD en esta segunda ola y que la farmacia se está anticipando para evitar problemas como los que ocurrieron en la primera ola de COVID.

 

Gracias a Manuel y a su equipo por su tiempo y por su amabilidad. Ha sido un placer compartir este tiempo con ellos.

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