Este servicio está indicado para pacientes crónicos/agudos en tratamiento con varios medicamentos y que necesitan ayuda en la organización de las tomas, en especial usuarios con pautas de medicación complejas y personas mayores que viven solas, que olvidan tomas, crónicos polimedicados, pacientes que dependen de uno o varios cuidadores o pacientes que residen en centros de día o residencias.
Sabemos que la población cada vez vive más años, lo que implica una mayor necesidad de atención sanitaria y un mayor número de fármacos.
Entre las diversas ventajas que ofrece este sistema para el control del paciente que debe medicarse, cabe destacar la mejora del cumplimiento terapéutico y una reducción de los errores en la toma de los medicamentos. Para ello es importante que la relación entre farmacéutico y médico sea fluida.
Otra gran ventaja de los SPD es que evitan problemas de manipulación y conservación, e incluso posibles intoxicaciones involuntarias por un consumo excesivo de fármacos.
Por otra parte, no hay que olvidar que la falta de adherencia terapéutica puede llegar a condicionar hasta un tercio de los ingresos hospitalarios, lo que supone un gasto para el sistema público innecesario.
Dicho esto, considero interesante hacer algunas consideraciones sobre el contexto farmacéutico. Quizás el modelo tradicional de farmacia basado en la dispensación de medicamentos con cargo al Sistema Nacional de Salud esté agotado; la farmacia comunitaria o es asistencial o no será. Hay que potenciar la imagen de la farmacia como un verdadero «centro de salud», más allá de la mera dispensación.
El farmacéutico asume un papel más activo como agente sanitario, siendo partícipe del intercambio de experiencias entre la farmacia comunitaria y la atención primaria.
El SPD reduce los errores en la toma de medicación, disminuye el stock almacenado en el domicilio, facilita la detección de problemas relacionados con la medicación y permite conseguir una mejor adherencia al tratamiento.
Para el médico el SPD facilita el cumplimiento terapéutico, confirma que el paciente toma correctamente los medicamentos prescritos y asegura un control de la farmacoterapia del paciente por parte de su farmacéutico.
Considero que este sistema resulta beneficioso para todos, siendo necesario que médico, farmacéutico y paciente trabajen juntos.
Desde luego, el farmacéutico es imprescindible y se encuentra en una posición privilegiada, por su accesibilidad y cercanía al paciente. Además, tiene un buen conocimiento de los medicamentos y disfruta de una buena posición para supervisar los tratamientos, calibrar el incumplimiento del programa y decidir cómo hacerle frente.
Se pueden poner en marcha más programas de dosificación efectiva de medicación para otro tipo de patologías; por ejemplo, con los tratamientos antibióticos (cumplimiento terapéutico, disminución de resistencias y ahorro) o para la dispensación de los ACO.
Dr. Ramón Gallego Navarrete
(Col. 30/04168-4)