Beatriz Pérez Vallejos es farmacéutica en la localidad almeriense de Alicún desde el año 2015. La radiografía de este municipio de la Alpujarra nos habla de 217 habitantes censados, con una edad media de 50-55 años y una extensión territorial de 6 kilómetros. La agricultura y los recursos mineros se han convertido generación tras generación en principal fuente de empleo de esta localidad, en la que hablar de sanidad es hablar de estrecha colaboración y de comunicación rápida y fluida entre los profesionales. Médico y DUE atienden a diario una amplia demarcación con varias localidades. De ahí que la farmacia sea el apoyo más cercano.
Por la Farmacia de Alicún pasan cada semana pacientes con condición de dependencia, pacientes con plena autonomía… Todos ellos con un denominador común: cierta sensación de soledad. La falta del cónyuge, la frenética actividad laboral de hijos y nietos, que muchas veces residen lejos de la localidad y la inexorable despoblación acrecientan ese sentimiento.
En este escenario, la farmacia se convierte en lugar de apoyo, de consejo y de punto sanitario más cercano. Pensando en ellos, la farmacia ofrece el Servicio Profesional Farmacéutico con Sistemas Personalizados de Dosificación (SPD), un servicio satisfactorio para el paciente, la familia y el profesional. El objetivo, ayudar al paciente a gestionar más fácilmente su medicación y a cumplir con el tratamiento.
Poner nombre a cada historia nos sirve siempre para conocer la verdadera dimensión de un servicio: su utilidad y su razón de ser. Por eso, traemos hoy aquí la historia de Antonio.
Tiene 85 años y un perfil como paciente bastante complejo: polimedicado, cumplidor de la terapia, activo, realiza ejercicio moderado, la soledad le aflige, diagnosticado de cardiopatía isquémica, portador de 3 stent, con estenosis carotídea, claudicación intermitente y pendiente de valorar por cirugía vascular, hiperplasia de próstata, con seguimiento en urología.Antonio sólo precisa de ayuda en domicilio para las tareas domésticas. Viudo de su mujer y también de su segunda pareja, para Antonio la soledad es la principal debilidad. En los últimos meses su salud ha sufrido altibajos con una recaída importante que arrancó con un catarro que no terminó de curar. Una reunión con él durante una guardia sirvió para comprobar que había fallos en la adherencia terapéutica. Tanto él como su persona de confianza en el hogar, Isabel, reconocen que los cambios de marca y formato en la medicación les provocan dudas. De ahí que la farmacia contactara con la familia para proponer la instauración del Servicio SPD, una medida que sus hijos aprueban abiertamente. Isabel, su cuidadora, también está encantada.
Antonio controla y conoce toda su medicación, de hecho colabora en la elaboración del SPD, pero son los cambios de formato los que le hacen dudar. Asegura que este sistema le proporciona tranquilidad y “es una comodidad tener toda la medicación preparada”. El envase de Venalink, dice, le ayuda mucho porque su formato es claro “y los dibujos del cartón ayudan”. Este servicio tiene otras prestaciones que Antonio valora. “Mi farmacéutica me da todos los envases en una bolsa identificados con la toma y un cuadro resumen de la medicación. Así está a mano de cualquier familiar y los especialistas también sabrán de mi medicación en caso de un ingreso urgente”.
Para Antonio, la farmacia es un lugar de asesoramiento y apoyo. “El trato es afectuoso, son cercanos y están disponibles en caso de cualquier emergencia. De hecho, la farmacia es como un sitio de reunión’.
Beatriz, titular de la farmacia, reconoce que al comenzar su andadura al frente de esta botica cambió de forma radical su concepto de atención. Pasó de atender a un perfil de público de todas las edades y con una actividad más centrada en la venta de parafarmacia y dermocosmética a tomar las riendas de una botica en la que priman los pacientes de edad avanzada, que en muchos casos viven solos. De ahí que un servicio como el SPD sea fundamental para dar asistencia de calidad a sus pacientes.
“Creo que es un acercamiento entre paciente, familiar, farmacéutico, médico y enfermero, en el que todos, de forma coordinada, trabajamos en pos de una mayor calidad de vida del paciente, que en definitiva es el objetivo final”, señala Beatriz.
La preparación de SPD, reconoce Beatriz, es un servicio “muy valorado” por los usuarios y, a día de hoy, existe muy buena colaboración con el resto de profesionales sanitarios, tanto médicos de cabecera como médicos de atención urgente. Hubo que vencer, no obstante, escollos iniciales: “el miedo del paciente a no gestionar sus medicamentos, la reticencia a pagar el servicio, la motivación del equipo de la farmacia para dedicar tiempo al ofrecimiento de este servicio…”. En el caso de Antonio, se hizo una prueba semanal y pudo comprobar que el servicio es “muy cómodo”.
En la historia de Antonio se reflejan las vivencias de muchas farmacias rurales de nuestro país. Boticas en las que la relación con el paciente es tan cercana que no sólo se conocen los problemas de salud, sino que los usuarios comparten sentimientos y necesidades. Se les escucha y se les dedica su tiempo, de ahí que entre profesional y paciente se cree un fuerte vínculo que lleva a la satisfacción y plenitud del profesional farmacéutico.
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